Retrato pirograbado a mano sobre una lámina de madera de álamo blanco, de mis dos sobrinos, Daniel y Adrián. En el retrato, Daniel está ligeramente inclinado hacia la izquierda, mostrando una expresión suave y serena, con sus ojos brillando de curiosidad. Su cabello está detalladamente trazado con líneas finas y precisas, capturando la textura y el volumen. Adrián, más pequeño, está a su lado, con una expresión traviesa, sonriendo ampliamente. Su cabello, también trabajado con esmero, parece casi real por el detalle en cada mechón. Ambos están vestidos con ropa sencilla pero bien definida, con sombras y texturas que resaltan el contraste natural de la madera. El fondo es simple, permitiendo que la atención se enfoque completamente en ellos, pero con algunas líneas sutiles que sugieren un entorno familiar y cálido. Los detalles en las expresiones y las miradas hacen que el retrato transmita una sensación de cercanía y cariño, capturando la esencia de su relación y personalidades.